El otro día salí a comer con una amiga y una de nuestras conversaciones me llevó a recordar el momento en el que me rompí la rodilla esquiando.
No os voy a explicar los detalles, porque está demás, pero sí quiero compartir alguna de mis sensaciones y el motivo de aquella conversación.
Todo sucedió en unos segundos - como suceden la mayoría de accidentes- en un momento estaba disfrutando plenamente consciente de los movimientos que hacia mi cuerpo; plenamente atenta de cada momento: el aire en la cara, los movimientos de mis brazos, de mis músculos, la mirada puesta en la pista, sabiendo el momento exacto del giro (sólo de recordarlo, me emociono). Un segundo después, espalda contra el suelo, agarrándome la rodilla de dolor.
¿Qué sucede en ese segundo? ¿Qué me hace caer?
La inconsciencia: un pensamiento apareció en mi mente, que generó una emoción, que me llevó a otro... y ahí perdí la conexión con el momento presente.
¿Quiere esto decir que si te desconectas de tu momento presente vas a tener un accidente? Por supuesto que no.
Pero en esos momentos es cuando más claro se puede ver la diferencia entre una cosa y otra, precisamente porque dura un segundo. No me encontraba en una situación en la que pueda estar viajando con mi mente (como solemos hacer en muchos momentos del día), sino que por cuestión de seguridad física, el cuerpo te pide estar atenta, de ahí que sólo fuera un segundo ( o dos ). Ese "ahora estoy, ahora no estoy", fue lo que marcó la diferencia: Me dejé llevar por simple pensamiento.
Mucho más común puede ser cuando vas del punto A al punto B y no recuerdas por donde has venido. Sabes las calles que has cogido (porque suele ser el camino habitual), pero realmente no recuerdas nada del paseo, porque estabas pensando en tus cosas. Esto es ir en piloto automático: caminas, sorteas a personas, miras... pero realmente no ves.
Todo sucedió en unos segundos - como suceden la mayoría de accidentes- en un momento estaba disfrutando plenamente consciente de los movimientos que hacia mi cuerpo; plenamente atenta de cada momento: el aire en la cara, los movimientos de mis brazos, de mis músculos, la mirada puesta en la pista, sabiendo el momento exacto del giro (sólo de recordarlo, me emociono). Un segundo después, espalda contra el suelo, agarrándome la rodilla de dolor.
¿Qué sucede en ese segundo? ¿Qué me hace caer?
La inconsciencia: un pensamiento apareció en mi mente, que generó una emoción, que me llevó a otro... y ahí perdí la conexión con el momento presente.
¿Quiere esto decir que si te desconectas de tu momento presente vas a tener un accidente? Por supuesto que no.
Pero en esos momentos es cuando más claro se puede ver la diferencia entre una cosa y otra, precisamente porque dura un segundo. No me encontraba en una situación en la que pueda estar viajando con mi mente (como solemos hacer en muchos momentos del día), sino que por cuestión de seguridad física, el cuerpo te pide estar atenta, de ahí que sólo fuera un segundo ( o dos ). Ese "ahora estoy, ahora no estoy", fue lo que marcó la diferencia: Me dejé llevar por simple pensamiento.
Mucho más común puede ser cuando vas del punto A al punto B y no recuerdas por donde has venido. Sabes las calles que has cogido (porque suele ser el camino habitual), pero realmente no recuerdas nada del paseo, porque estabas pensando en tus cosas. Esto es ir en piloto automático: caminas, sorteas a personas, miras... pero realmente no ves.
Gracias Irene
¿Somos conscientes de todo lo que hacemos durante el día?
JA Psicologia
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