Nos ocultamos detrás de nuestra profesión; tecnicismos, herramientas e instrumentos que usamos habitualmente y que aunque necesarios, nos apartan de nuestra principal función, el cliente, la persona que tenemos delante.
Tenemos miedo a enfrentarnos a esa persona con sus pensamientos, temores, valores, preocupaciones y preguntas únicas (las exprese o no). Este miedo puede deberse, al menos en parte, al hecho de que nosotr@s mism@s no estamos acostumbrados a observar nuestros propios pensamientos, temores, valores, preocupaciones y dudas, por lo que los de otras personas nos pueden resultar intimidantes, o simplemente no podemos hacerles frente de una manera adecuada, sana y equilibrada para ambos.
Considero que no sólo en el trabajo de terapeuta, sino en muchas otras profesiones que requieren un contacto directo con otras personas, es necesaria esta autoobservación. De lo contrario, nos adentramos en las emociones y pensamientos de los demás, como si nos arrastrara un torbellino. De cada interacción que usted tiene con otra persona, ¿Qué pensamientos, emociones, actitudes, provienen de usted y cuáles provienen de la persona que tiene al lado?
¿Hay algo más que le gustaría contarme? Haga esta pregunta y espere. Espere una larga pausa, si es necesario, para dejar el espacio psicológico suficiente para que la otra persona considere en serio esta pregunta, sus necesidades o inquietudes
JAPSICOLOGIA
Fuente: Mindfulness en la vida cotidiana (Jon kabat-Zinn)
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