jueves, 9 de enero de 2014

De - Condicionamientos y otras actividades..

Aquellos condicionamientos que han marcado nuestra vida. Nacidos de nuestros padres, nuestra escuela, nuestra sociedad, de nosotros mismos.
No se trata de culpar a nadie, sino simplemente de hacernos conscientes de los valores base que tenemos, desde los cuales hemos tomado y tomamos las decisiones importantes de nuestra vida.
Ver nuestros  miedos, nuestras alegrías, nuestras relaciones, nuestra soledad. Descubrir si han cambiado o los queremos mantener, en base a la persona que hoy eres. Y realizar los cambios necesarios para ser coherente.

¿Cómo verlos – descubrirlos?


Para empezar sería bueno saber cuál es tu potencial. Una base es el diseño humano, que te muestra la mecánica de cómo actuar en el mundo en el que vives para estar en el camino de mayor desarrollo de tu potencial. No es un camino fácil.
El diseño humano te mira como a un todo dentro del universo, somos personas, animales, seres sociales, formamos parte de la naturaleza, aunque nos hayamos olvidado (esa es la cuestión precisamente), formamos parte de la tierra, los planetas, la vía láctea y el universo. Todo está relacionado.
Basándonos en esa relación, es a partir del momento en el que comenzamos a vivir nuestra vida, la vida de nuestro cuerpo. La evolución permitió que fuéramos desarrollándonos físicamente y que con nuestras capacidades físicas, aumentarán al mismo nivel nuestras capacidades cognitivas. De hecho vamos de más fuerza – menos cognición, a más cognición – menos fuerza. Llegado este momento, podemos presumir que seguimos evolucionando hacia la meta cognición y menor fuerza. Entendida esta meta cognición cómo un salto cuántico de la mente. Dónde la entendemos cómo una parte más de nuestro cuerpo.

El cerebro, esa parte aún tan desconocida de nuestro cuerpo, ha creado tantas expectativas e interés y curiosidad, en la ciencia e investigación en diferentes áreas, a lo largo de la época moderna, que nos centramos tanto en sus potencialidades y capacidades reales que conocemos, que por un instante nos puede parecer que nos hemos convertido en eso. Que tan sólo somos mente. Dando por real y válido todo lo que ella genera. Entendemos la realidad como un espejismo puramente subjetivo, que dado nuestro contexto, tiene que sobrevivir más o menos con 7 mil millones de realidades subjetivas a su alrededor. Y es en las relaciones con los demás, donde surgen la mayor parte de los problemas psicológicos hoy en día.

No nos podemos olvidar, que no somos únicamente mente. Recordar que tenemos un cuerpo, evolutivamente más antiguo y más instintivo que la primera. Se trata, en definitiva, de aunar fuerzas entre estas dos partes. Dando a cada una el espacio que le corresponde. Esta frase significa en la mayoría de las personas, que tengamos que decirle a nuestra mente (y a todos sus productos: pensamientos, imágenes, fantasías, etc..) que den uno o dos pasos atrás. Que simplemente les hemos dado más importancia de la que realmente tienen. Le podemos decir que descanse, que ya no tiene que estar alerta, que nos podemos encargar nosotros mismos.
 No se trata, en absoluto de que la mente desaparezca, que dejemos de pensar o de usarla. Se trata de no darle toda la responsabilidad.

Para empezar a trabajar hacia este objetivo, es necesario, como comentábamos al principio de este artículo, de-condicionarnos. Mostrarle a la mente, quien somos realmente. Dado que la mente ha adquirido cualquier aprendizaje al que nos hayamos sometido, para defendernos y ayudarnos a sobrevivir en el mundo en el que vivimos.

La cuestión es si queremos vivir desde la mente, o si queremos vivir nuestra vida.

La mente alberga, sueños, esperanzas, comparaciones, ideales, valores, miedos, frustraciones, justificaciones, excusas. Todo ello es en lo que la mente trabaja para mantenerte a salvo, muchas veces demasiado a salvo. Tanto, que a veces axifia, hunde tus sueños en rutina y te aleja de todo aquello que pretendías o soñabas ser. Vivir desde la mente significa, idear e idealizar tus sueños, engrandecer tus miedos, poner el foco fuera de ti, dando lugar así a la presión social, dependencia emocional, trastornos varios, ansiedad, estrés, etc… ¿todo esto va a desaparecer tan sólo con apuntarnos hacia nosotros mismos? NO, pero es el primer paso hacia la libertad de ser tu mism@ y decidir en cada situación qué hacer.
Se trata de que cuando actuas de acuerdo a ti mism@, todo lo que sale de ti es más sincero, no tiene prejucios sociales, límites ni trabas de entendimiento. Sale limpio de ti y entonces es mucho más probable que  llegue también limpio a la otra persona.

Para llegar a este punto tenemos que romper muchas barreras mentales. Todos los obstáculos que la mente pone para protegerte de la libertad. Antiguamente querer ser libre o sentirse libre, implicaba la muerte. En libertad no estás mirando por encima de tu hombro a ver si alguien te sigue, te sientes segur@ en ti mism@. En libertad no estás pensando cómo te vas a abastecer, la comida llegará (o la puedes conseguir muy fácilmente en nuestra sociedad). En libertad no estás preocupándote por lo que pasará mañana, vives el presente y disfrutas de él, momento a momento.

Todo esto, que hoy en día es más que plausible, hace miles de años hubiese supuesto la muerte inmediata. Pero nuestra mente no “evoluciona de la misma manera”, o mejor dicho, nuestra mente almacena de manera consciente e inconsciente toda experiencia y conocimiento. Lo nuevo se suma a lo viejo, que no se olvida y se mantiene presente. Lo único que se transforma es el entorno y las circunstancias. Antes sentíamos miedo hacía un animal salvaje en libertad, ahora también, pero a esto le añadimos el estrés que nos causa nuestro jefe o el tráfico (dos “grandes animales salvajes” que nos acompañan en nuestro día a día). Pero lo más duro que nos guardamos son nuestros propios mensajes internos, producto de un mala interpretación o dicho de otra manera “una interpretación mental” de algo que nos sucedió o que vimos en algún momento de nuestra historia.

¿Se trata de rehacer todos los momentos que tenemos marcados en nuestra biografía con “malos mensajes” y creencias limitantes? Bueno, pues quizás sería un buen empuje para comenzar.


Pero no olvidemos que la vida es de nuestro cuerpo y que él por su parte y a su manera, también almacena datos y “sufre el poder de nuestra mente”.



JA PSICOLOGIA

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